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Tengo Miedo Torero


Autor: Pedro Lemebel

Fecha publicación: 2002

Páginas: 207

Fecha leída: 26 de julio– 02 de agosto 2021

Cómo lo encontr: recomendación profesora de lenguaje

 

Puede que hayan Spoilers


En “Tengo miedo torero'' se relatan dos mundos de forma paralela: el de La Loca del Frente y el de Pinochet junto a su señora. Estas historias se van entrecruzando en los capítulos a partir de sucesos o lugares en común, por ejemplo cuando se realiza el picnic en el Cajón del Maipo se enlaza con el paseo que estaba haciendo el dictador por la misma zona.


Las dos realidades tienen temáticas muy diferentes, mientras que la primera se basa en el amor de una persona travesti hacia un misterioso universitario, Carlos, la segunda está directamente militarizada por tratarse de unos de los protagonistas de la dictadura, aunque se ve en un ambiente mucho más banal, constantemente quejándose de los monólogos interminables de su esposa.


La Loca vivía en un ambiente muy de barrio, donde los vecinos se conocen entre ellos y los niños juegan en las calles juntos.


Esta novela se desarrolla en Santiago durante un período de la dictadura, específicamente 1986. En varios capítulos se presentan manifestaciones tales como la de las mujeres por las personas desaparecidas en la cual La Loca se hace partícipe y se podría inferir que se encontraban en septiembre, porque habían panfletos de grupos que incitaban a revolucionarse en este mes en específico.


A pesar de que sí participa en una marcha, La Loca desde el comienzo se mostraba indiferente a lo que sucedía, evadiendo escuchar la radio Cooperativa y no teniendo un rol activo u opinión que defendiera al respecto. Sin embargo, su casa servía como centro de almacenaje y reunión para los integrantes del Frente Patriótico Manuel Rodriguez, esto por supuesto no se le propuso de una manera explícita, pues a su saber solo estaba albergando y cediendo un espacio de su departamento para los libros y los compañeros universitarios de Carlos. Aunque intuía en lo que ellos estaban involucrados nunca le pidió mayores explicaciones a él, ya que al estar enamorada estaba dispuesta a hacerle cualquier favor.


La comunidad de La Loca, era en realidad, otro grupo de travestis a los que consideraba como familia, ya que La Rana, la mayor del grupo, la acogió cuando ella se fue de la casa, le enseñó todo lo que sabía de costura y la trataba como una hija, a pesar del altercado que tuvieron hace unos meses, motivo por el que se había mudado de ahí.


Esta época aún era muy machista y se nota en el momento en donde La Loca cuenta que el colegio le había recomendado ir a un médico para que fuera tratada y en la abusiva actitud que tenía el padre con ella, por lo que ningún travesti se salvaba de insultos, malos tratos y nombre peyorativos.

A pesar de no ser un período colmado de prejuicios, ellas no se escondían ni cambiaban su conducta por la presencia de otras personas, por lo contrario, la enaltecían.


La dictadura, las represiones de las fuerzas policiales, los toques de queda dictaminó el ámbito cultural. Todos iban con cuidado, tomaban precauciones antes de manifestar sus opiniones a otras personas. No se mencionan libros, pero si tiene un rol más protagonista la música, principalmente de radio, ya que parecía ser más accesible, pero también de tocadiscos. Los autos particulares eran poco comunes al igual que una continuación de los estudios universitarios.


La tensión política va creciendo hacia el final del libro, por lo que La Loca deja de verse indiferente a lo que sucede:


“De tanto escuchar transmisiones sobre este tema, había logrado sensibilizarse, (...), escuchando los testimonios de esas señoras a quienes les habían arrebatado el marido, a un hijo, o algún familiar en la noche espesa de la dictadura. Ahora se atrevía a decir dictadura y no gobierno militar (...)”


Cuando Carlos va a su casa a retirar las últimas cajas hay un enfrentamiento entre él y La Loca, quien lo enfrenta aclarándole que “el amor no la tiene tan mongólica como para no darse cuenta”. El miembro del FPMR se defiende diciendo que le ocultó la verdad para tratar de protegerla, mientras menos supiera más a salvo estaría. Además le confiesa que la organización estaba planeando cosas serias y estaban obligados a moverse en la clandestinidad, por eso le proponía la idea de una contraseña, una palabra, una frase secreta que solo conocen ellos dos.



“-¿Y puede ser una canción?














-Si tu quieres, no pueden ser más de tres














palabras”


De ahí es que surge “Tengo miedo torero”, interpretada por Sara Montiel. En la novela siempre se nota en La Loca una estrecha relación que tiene con la música, tarareando, bailando y cantando, por lo que es razonable que escogiera una canción. A su vez se puede notar un leve reflejo de la verdad de ella en los versos de la canción:


“De pronto se abre el toril










Y yo siento un ansia febril











Y sólo tengo ojos para mi torero










Tengo miedo, torero




Tengo miedo cuando se abre tu capote









Tengo miedo, torero









De que el borde de la tarde, el temido grito









flote







Pero cuando torero






Jugueteas con la muerte yo me olvido de mi












miedo








Y en ti creo torero”


Ya desde hace un tiempo quería leer algo de Pedro Lemebel y creo que esta fue una buena novela como para conocerlo.


Es la primera historia que leo que tiene a un travesti como protagonista, por lo que por ser algo fuera de mi común hizo que me interesara desde un comienzo. A pesar de eso no sé si consideraría el travestismo como un tópico principal, sino más bien una característica del protagonista que indudablemente influye en el desarrollo del resto de los acontecimientos principales.


Lemebel no escribió el libro como un texto expositivo o biográfico para entender mejor la vida de un travesti y sus dificultades, por ende, a pesar de escasas características que ya se podían asumir que debían afrontar no es mucho lo que pudo aportar a mi mirada.


Durante el verano había leído una novela también contextualizada en la época de la dictadura y pude ver elementos en común como los grupos opositores, la persecución a estos, la clandestinidad.


Estoy interesada en seguir leyendo libros de esta índole, porque a pesar de que sean ficción son una representación de situaciones que si le pudieron suceder a muchas personas en ese período y encuentro necesario para comprender la historia de Chile y las experiencias que muchos familiares o conocidos tuvieron que pasar.


Refiriéndome ahora estrechamente a “Tengo miedo torero” encontré una novela muy sencilla y rápida de leer. Disfruté de la fluidez entre los capítulos, las descripciones, la narración omnisciente y en especial la construcción del personaje de La Loca; su carisma, su chispa, su personalidad dramática.


Cómo se presentaba en la novela hizo muy sencillo empatizar con ella a lo largo de la novela, pero principalmente al final cuando toma la decisión de no irse a Cuba con Carlos, porque sabía que allá tampoco encontraría su amor.


Para finalizar fue un libro que me gustó y convenció desde el primer momento, pero quiero leer más libros de Lemebel antes de crearme un juicio de él como autor.



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